En el fútbol el aspecto táctico-cognitivo es el que da sentido al juego, permitiéndonos conocerlo y responder a las situaciones que el juego nos propone, de ahí que debemos intentar que el futbolista mejore la interpretación del entorno para tomar soluciones rápidas y variadas en función del contexto en el que se encuentre.
La finalidad de nuestros ejercicios o tareas es la de conseguir un jugador pensante, mejorando su inteligencia táctica, trabajando la percepción, fomentando su capacidad de decisión, de libertad y de imaginación. En definitiva, crear CULTURA TÁCTICA, que parte de la razón del juego y que consiste en enseñar al jugador a interpretar, a sentir, a anticipar y a leer todas las situaciones del juego.
La CULTURA TÁCTICA depende de:
- INTELIGENCIA TÁCTICA: capacidad para interpretar y generar soluciones.
- MEMORIA TÁCTICA: bagaje de las situaciones y respuestas que le han ido sucediendo al jugador.
- HABILIDAD TÁCTICA: capacidad de elegir de forma flexible y adecuada la situación.
De este modo, los conceptos del juego tienen como objetivo fundamental el establecimiento de un conjunto de normas básicas o principios que coordinan los comportamientos técnico-tácticos individuales y colectivos, tanto en el proceso ofensivo como defensivo (Jorge Castelo).
El JUEGO será por lo tanto el conjunto de todos los principios básicos o fundamentales que hay que respetar para que el equipo realice un fútbol colectivo adecuado, y que están impuestos por las reglas del juego y por las características inherentes de nuestro deporte.
De esta forma, los FUNDAMENTOS GENERALES DEL JUEGO son inalterables, no varían de partido a partido ni cambian ante distintos estilos de juego. Hay que tenerlos en cuenta siempre y ante cualquier circunstancia si queremos que un equipo desarrolle un fútbol beneficioso y útil.
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